miércoles, 14 de septiembre de 2011


No todos los alimentos enriquecidos con omega-3 son iguales






Hay alimentos fortificados con aceites vegetales ricos en ácido alfa-linolénico (ALA) sin las cualidades protectoras y preventivas de otros ácidos

Los ácidos grasos omega-3 son uno de los nutrientes más estudiados en distintos ámbitos médicos y científicos por los beneficios demostrados en enfermedades cardiovasculares, la salud ocular y el desarrollo cerebral en niños, la depresión u otros trastornos mentales, los procesos inflamatorios y el cuidado de la piel.
Según el informe "Omega-3: Tendencias mundiales de productos y oportunidades", realizado por Packaged Facts, empresa americana líder en investigación de mercado, se augura un aumento del 15-20% respecto al actual en la producción y consumo de alimentos, bebidas y suplementos dietéticos enriquecidos en ácidos grasos omega-3.
Pero aunque las expectativas de los consumidores son claras (asocian el consumo de omega-3 a protección cardiovascular), la realidad es bien distinta.

No todos los alimentos contienen el tipo de grasa omega-3 (EPA y DHA), que cumple funciones beneficiosas. Sin embargo, son muchos los consumidores que recurren a estos preparados. Según datos del citado estudio, "el 9% de los compradores adquieren en el supermercado alimentos o bebidas enriquecidas en omega-3, y el porcentaje de personas adultas que toman suplementos de aceite de pescado ha aumentado del 8% en 2006 al 17% en 2011".


¿Alimentos naturales o enriquecidos?

En la naturaleza hay alimentos con una concentración elevada de omega-3, pero gran parte de la población, por desconocimiento u otros motivos, recurre a los productos enriquecidos. En un análisis comparativo de productos enriquecidos en omega-3, se constató algo que ya se sabía: algunos alimentos naturales son muy ricos en omega-3. Incluso se cuantificaron varios: 100 gramos de salmón fresco contienen alrededor de 5.000 mg de grasas EPA y DHA; la misma cantidad de bonito, unos 2.300 mg, y de trucha, cerca de 1.500 mg.
Cien gramos de salmón fresco contienen alrededor de 5.000 mg de grasas EPA y DHA
En cambio, el alimento enriquecido con mayor cantidad de estos omega-3, una grasa para untar (tipo margarina), contenía solo 528 mg/100 g, con el inconveniente añadido de que al ser un alimento tan graso, conviene consumirlo en poca cantidad, de forma que se limita el aporte de omega-3. Esto no ocurre con la ración de consumo de 150 g de pescados azules.
En cuestión de consumo de complementos dietéticos de omega-3, estos productos pueden ser interesantes en momentos puntuales de la vida, como la niñez, el embarazo y la lactancia, cuando está demostrado que su aporte, en una cantidad concreta, es una ayuda inestimable para el adecuado desarrollo del bebé y durante los primeros años de vida.


Problemas de biodisponibilidad

En el análisis se detectaron deficiencias notables en la composición nutricional en algunos de los productos analizados. Un 26% carecían de grasas DHA y EPA, que son los ácidos grasos omega-3 destacados por sus cualidades preventivas y protectoras.
Estos alimentos (un producto lácteo, una bebida de soja, un preparado graso a base de aceites refinados y un néctar de frutas) llevaban adicionado ácido alfa linolénico (ALA) que, aunque es un ácido graso omega-3, carece del efecto protector demostrado frente a las enfermedades cardiovasculares de los anteriores.
Estos alimentos llevan adicionados aceite de linaza, de soja u otras fuentes vegetales de ácido linolénico, a pesar de los problemas de biodisponibilidad bien documentados para dicho compuesto. La investigación ha demostrado que la conversión de ALA a EPA y DHA no es eficiente, aunque se recurre a los aceites vegetales debido a la facilidad de manejo, en particular en los farináceos (cereales, pasta y pan), y la estabilidad de estas grasas en dichos ambientes.
El valor seguro para el consumidor es que solo podrán acompañarse de declaraciones de propiedades saludables sobre el desarrollo cerebral y la salud visual de los niños aquellos productos enriquecidos en DHA y mensajes relacionados con la función cardiaca si llevan DHA o EPA, pero no otras fuentes de omega-3.


MEJORAR EL PERFIL DE GRASAS

Los ácidos grasos omega-3 DHA y EPA solo se ingieren si se consumen pescados azules, pero el consumo de estos alimentos es escaso entre gran parte de la población.
Además de proponerse un mayor consumo de pescado, se aconseja seguir las siguientes recomendaciones con el fin de equilibrar el perfil de ácidos grasos a favor de un mayor aporte de grasas monoinsaturadas y poliinsaturadas y menor de grasas saturadas, tal y como recoge la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria, en su reunión de consenso:

·         Limitar la grasa láctea. Optar por leche y derivados descremados o semidesnatados y reducir el consumo de mantequilla y quesos curados.
·         Evitar el consumo de alimentos que contengan añadidos ácidos grasos parcialmente hidrogenados (grasas trans).
·         Elegir margarinas con mayor contenido total de ácidos grasos poliinsaturados y consumirlas en pequeña cantidad, si se tiene costumbre.
·         Elegir el aceite de oliva como preferente y dejar hueco en la despensa al virgen extra.
·         Escoger las carnes magras: pollo, pavo, conejo.
·         Limitar los embutidos, excepto el jamón, siempre que apenas tenga grasa.
·         Limitar la bollería y repostería industrial que contenga aceites de coco y palma, ricos en grasas saturadas.



LAS VENTAJAS PARA LA SALUD DEL CONSUMO DE PESCADO


Una dieta sana y equilibrada, que sea capaz de reportar efectos positivos sobre la salud, requiere gran variedad de alimentos entre los que debe estar presente el pescado.
De hecho, para la dieta mediterránea, en la que se contempla el consumo generoso de verduras, hortalizas, frutas, cereales como el arroz y productos que derivan de los cereales (pan y pastas), frutos secos, legumbres, lácteos y aceite de oliva, el pescado constituye una pieza imprescindible.

Los pescados poseen propiedades nutricionales que los convierten en alimentos fundamentales dentro de lo que se considera una alimentación equilibrada y cardiosaludable
Los pescados poseen propiedades nutricionales que los convierten en alimentos fundamentales dentro de lo que se considera una alimentación equilibrada y cardiosaludable.
No sólo disponen de proteínas de excelente calidad, sino que además presentan un perfil de lípidos más saludable que el de otros alimentos también ricos en proteínas, como las carnes. Además, el consumo de pescado, y en concreto de pescado azul, puede mejorar los síntomas de algunas enfermedades y contribuir a la prevención de otras, entre las que destacan las cardiovasculares.


Adecuado para personas sanas y enfermas

Las propiedades nutritivas de los pescados le otorgan a estos alimentos efectos beneficiosos para la salud, por lo que su ingesta, dentro de una alimentación sana y equilibrada, constituye un modo de prevenir la aparición de ciertas dolencias. Las innumerables especies de pescado a las que se tiene acceso, las múltiples posibilidades que ofrece en la cocina, junto con sus características nutritivas, convierten al pescado en un alimento indispensable en la dieta y recomendable en todas las edades y en las distintas etapas fisiológicas (infancia, adolescencia, embarazo, lactancia, edad adulta y vejez). Eso sí, el buen hábito en la dieta alterna el consumo de pescados con otros alimentos proteicos de origen animal o vegetal.


Pocas calorías

El contenido calórico de los pescados es relativamente bajo y oscila entre 70-80 Kcal por 100 gramos en los pescados magros y 120-200 Kcal por 100 gramos en los grasos o azules, por lo que constituyen una buena opción para formar parte de la alimentación de personas con exceso de peso. No obstante, este contenido calórico se puede incrementar según el modo de cocinado. Por ejemplo, si un pescado blanco, y por lo tanto de bajo contenido graso, como la merluza se cocina frita o rebozada, su contenido graso y calórico aumenta; mientras que si se cocina al horno, a la plancha o en el microondas con poco aceite, el aporte energético apenas se incrementa.

Por lo general, los pescados azules o grasos se cocinan asados o a la plancha debido a que la grasa en su carne hace que no se resequen durante el empleo de estas técnicas culinarias.
Así se obtienen pescados sabrosos y jugosos sin que se eleve su contenido energético.


Nutrientes esenciales para el crecimiento

El contenido de proteínas en pescados y mariscos ronda el 15-20%, si bien los pescados azules y los crustáceos superan el 20%. Del mismo modo que sucede con las proteínas presentes en las carnes y en los huevos, las del pescado se consideran de alto valor biológico porque contienen todos los aminoácidos esenciales que el organismo necesita en cantidad y proporción adecuadas. Dado que el crecimiento y desarrollo corporal que tiene lugar durante la infancia, la adolescencia, el embarazo y la lactancia exige un mayor aporte proteico respecto a otras etapas de la vida, se recomienda alternar el consumo de pescado con otras fuentes proteicas de origen animal (carnes, huevos y lácteos) y vegetal (legumbres, cereales y frutos secos).

Los ácidos grasos omega-3 desempeñan funciones importantes en el embarazo, la lactancia y la infancia porque forman parte de membranas celulares, del sistema nervioso y de la retina, por lo que los requerimientos se incrementan. El feto necesita entre 50 y 60 mg/día de estos ácidos durante el tercer y último trimestre, periodo en el que se acumulan en los tejidos, en especial en el sistema nervioso. En la mujer embarazada, los omega-3 deben suponer hasta un 2% de la energía total de la dieta, el doble que en situación de no embarazo. El bebé que toma pecho ya recibe dichos ácidos grasos puesto que la leche materna los contiene de manera natural. Si no es posible la lactancia materna se han diseñado fórmulas infantiles enriquecidas en omega-3. Los estudios demuestran el efecto positivo de estos ácidos grasos sobre el desarrollo mental de los lactantes.


Presencia de calcio

La ingesta de pescados cuya espina también se come, como es el caso de especies pequeñas o enlatadas (sardinas, anchoas...), es una fuente alimenticia de calcio, mineral que se acumula en los esqueletos de los animales.

La ingesta de pescados cuya espina también se come, como es el caso de especies pequeñas o enlatadas (sardinas, anchoas), es una fuente alimenticia de calcio
Sus funciones son importantes porque el calcio interviene en la formación de los huesos y dientes, en la contracción de los músculos, en la transmisión del impulso nervioso y en la coagulación de la sangre. Si la cantidad de calcio en la dieta no es suficiente y esta baja ingesta se mantiene, se puede producir una descalcificación de los huesos, lo que incrementa su fragilidad y aumenta el riesgo de fracturas y el desarrollo de osteoporosis. Además, si la falta de calcio tiene lugar durante la infancia o la adolescencia, el crecimiento óseo puede verse comprometido.

El contenido en calcio de una lata de sardinas (el peso escurrido ronda los 70 gramos), es de 210 miligramos, similar al que aporta un vaso de leche (200 mililitros). Por esta razón, este tipo de pescados supone una excelente fuente de calcio para quienes por distintos motivos no incluyen suficientes lácteos u otras fuentes de calcio (soja y derivados, sésamo, frutos secos, cítricos, etc.) en su dieta; bien por problemas de salud, porque no les gusta o no tienen el hábito de consumirlos.

Un ejemplo de contenido en calcio por 100 gramos de algunos pescados y mariscos es el siguiente: 300 miligramos en las sardinas; 210 miligramos en las anchoas; 128 miligramos en las almejas, berberechos y conservas similares. El contenido medio de calcio del resto de pescados y mariscos ronda los 30 miligramos.


Pescado y bocio

El bocio es una enfermedad que se caracteriza por un crecimiento anormal de la glándula tiroides (situada en la parte baja del cuello), causada de manera habitual por una deficiencia de yodo en la dieta. El tiroides fabrica dos hormonas, la tiroxina y la triyodotironina, y para la síntesis de estas hormonas es imprescindible el yodo.

El pescado (principalmente el marino) y el marisco representan una excelente fuente dietética para hacer frente a la falta de yodo en determinadas zonas. Se convierten en alimentos recomendados para las regiones en las que existe bocio endémico, áreas geográficas en las que las aguas y los suelos son deficientes en yodo y, como consecuencia, los alimentos que se obtiene en sus tierras también.

Además, el yodo tiene una importancia añadida durante el embarazo y la infancia. La deficiencia de este mineral en estos periodos puede afectar al desarrollo y crecimiento del bebé. Durante el embarazo, el yodo es imprescindible para el correcto funcionamiento de las hormonas tiroideas que intervienen en el crecimiento del feto y el desarrollo de su cerebro, entre otras funciones. Por tanto, el déficit de yodo puede provocar retraso físico y mental en los recién nacidos y alteraciones del desarrollo en los niños de corta edad. No obstante, en las zonas donde hay carencia de yodo, o en las etapas de mayor requerimiento de este mineral, además de consumir pescado y marisco, conviene sustituir la sal común por sal yodada, que compensa el déficit.

Los pescados y mariscos más ricos en yodo son: todo tipo de mariscos, salmonete, fletán, salmón, bacalao salado, conservas de atún o bonito y mejillones en conserva.


Prevención de enfermedades

El pescado presenta un contenido vitamínico interesante. Posee diferentes vitaminas del grupo B como B1, B2, B3 y B12, y vitaminas liposolubles entre las que destacan la vitamina A, la D y, en menor proporción, la E, presentes principalmente en el hígado de los pescados blancos y en la carne de los azules.

Las vitaminas A y E son de gran interés nutricional porque poseen acción antioxidante, es decir, constituyen un factor protector frente a ciertas enfermedades degenerativas, cardiovasculares y al cáncer.

La vitamina D actúa en el intestino favoreciendo la absorción de calcio y fosfato. También lo hace en el riñón estimulando la reabsorción de calcio, por lo que contribuye en la mineralización de los huesos y los dientes.

No obstante, la característica nutricional más destacada de la composición del pescado es su contenido en grasa. Gracias a ella, los pescados azules poseen importantes propiedades para la salud relacionadas principalmente con la prevención de enfermedades cardiovasculares.


El pescado protege el corazón y las arterias

A diferencia de otros alimentos de origen animal, el pescado contiene ácidos grasos poliinsaturados en cantidades comprendidas entre un 25%-45% en los pescados, de un 40%-50% en los crustáceos y de un 30%-45% en los bivalvos (porcentajes referidos a ácidos grasos totales). Entre ellos se encuentran el ácido linoleico, de la familia omega-6 y los ácidos EPA (eicosapentanoico) y DHA (docosahexanoico), de la familia omega-3. El pescado también contiene ácidos grasos monoinsaturados y, en menor proporción, saturados.

Los pescados, y en especial algunos mariscos (crustáceos, calamares y similares), poseen cantidades significativas de colesterol, localizado principalmente en el músculo, el bazo y sobre todo en el hígado. No obstante, estos alimentos no aumentan los niveles de colesterol en sangre, a diferencia de otros alimentos ricos en colesterol, gracias a su elevada proporción de grasas insaturadas.

Los ácidos grasos poliinsaturados, en concreto los omega-3, son los responsables de muchas de las propiedades saludables que presentan los pescados azules. De hecho, están relacionados con la prevención y el tratamiento de las enfermedades cardiovasculares como el infarto de miocardio y los accidentes cerebrovasculares.

En la mayor parte de los casos, estas dolencias aparecen como consecuencia de la existencia de aterosclerosis, enfermedad en la que las grasas (principalmente colesterol), se van depositando en las paredes de las arterias haciendo que su diámetro disminuya, pierdan elasticidad y la cantidad de sangre que circula por ellas sea cada vez menor y lo haga con mayor dificultad, lo que puede llegar a provocar obstrucción de las arterias. El consumo de pescado para la prevención cardiovascular deriva de su riqueza en omega-3, sustancias capaces de aumentar el HDL o "buen colesterol" y reducir el LDL-c o "mal colesterol", así como el colesterol total y los triglicéridos sanguíneos.

A partir de los ácidos grasos omega-3 se producen en el cuerpo unas moléculas llamadas prostraglandinas que tienen, entre otras, las siguientes propiedades: impiden la formación de sustancias inflamatorias, tienen acción vasodilatadora, inhiben la formación de coágulos o trombos, contribuyen a reducir los lípidos sanguíneos (colesterol y triglicéridos) y regulan la presión arterial. Todo esto se traduce en una reducción del riesgo de aterosclerosis, trombosis e hipertensión. La cantidad recomendable para obtener dichos beneficios sería de entre 2 y 3 gramos semanales de ácidos grasos omega-3. Eso corresponde a tomar pescado azul de una a tres veces a la semana.


Propiedades antiinflamatorias

El consumo de pescado azul puede resultar beneficioso para aliviar los síntomas de enfermedades inflamatorias como la artritis reumatoide. A partir de los ácidos grasos omega-3, presentes en estos pescados, se forman sustancias de acción antiinflamatoria llamadas prostaglandinas. Según algunos estudios, una dieta rica en ácidos grasos omega-3, principalmente EPA, y antioxidantes podría mitigar la inflamación.


Prevención de diabetes

En un reciente estudio epidemiológico, publicado por autores canadienses y realizado en 41 países de los cinco continentes, se observó que la prevalencia de la diabetes mellitus no dependiente de la insulina y acompañada de obesidad es significativamente más alta en países con un consumo de pescados más bajo que en aquellos en los que se consume pescado de forma habitual.


Prevención de cáncer

Existen muchos trabajos publicados que relacionan la aparición de cáncer con hábitos alimentarios poco saludables. Parece que el consumo de una dieta prudente en la que se incluyen frutas, hortalizas y verduras, cereales y pescados está relacionado con una menor prevalencia de esta enfermedad.

Algunos trabajos parecen relacionar el consumo de ácidos grasos omega-3 con un menor riesgo de padecer algunos tipos de cáncer, como pueden ser el cáncer de mama, próstata, páncreas y colon. Hay estudios que parecen respaldar la evidencia de que la administración de los ácidos grasos omega-3 eicosapentanoico (EPA) y docosahexanoico (DHA) puede reducir el riesgo de padecer cáncer de próstata. En cualquier caso, son necesarios más investigaciones antes de poder constatar, de forma concluyente, el papel de los ácidos grasos de pescado en la prevención de esta enfermedad.


Fácil de digerir

El tipo de proteínas que contiene el pescado es el factor que determina su consistencia, los cambios en su color y su sabor, su conservación y también su digestibilidad.

En concreto, el pescado posee una proporción de colágeno inferior a la carne. El colágeno es una proteína del tejido conjuntivo que en cuerpo humano y en los animales terrestres, por ejemplo, es componente de piel, huesos, tendones y cartílagos, y que aporta dureza a los cortes de carne donde abunda.

El colágeno se transforma en gelatina por acción del calor, de manera que la carne resulta más tierna y jugosa. Por este motivo, las carnes ricas en tejido conjuntivo precisan mayores tiempos de cocinado (carnes para guisar o estofar), a diferencia de los pescados, que por su bajo contenido en colágeno resultan más tiernos y fáciles de digerir.

Esta composición proteica de los pescados, unida a su bajo contenido graso, sobre todo en el caso de los pescados blancos, los convierte en alimentos recomendados en caso de padecer gastritis, úlcera péptica, dispepsia o reflujo gastroesofágico, siempre y cuando no se añada mucha grasa y condimentos irritantes durante su elaboración.


EJEMPLO DE RECETA CON PESCADO


Receta de lubina asada con lima y aceite de romero

Características:
Precio: 20 a 30 € Dificultad: Fácil Tiempo: 40 a 50 min.

Ingredientes (4 personas)
4 lubinas de ración
2 limas
2 dientes de ajo
2 tomates de ensalada
1 decilitro de aceite de oliva
Una ramita de romero
Sal

Cómo se elabora:
Desescamamos las lubinas, quitamos las cabezas y vísceras.
Lavamos y colocamos en una fuente de horno.
Damos unos cortes transversales a la piel y una pequeña parte de carne de la lubina e insertamos unas rodajitas de lima.
Salamos el interior y exterior de la lubina (o no salamos, según gusto) y engrasamos ligeramente con aceite de oliva con unas hojitas de romero trituradas (con moderación porque tiene un aroma muy intenso).
Asamos durante 20 o 30 minutos al horno precalentado a 200ºC.
Una vez asadas las lubinas, las sacamos de la bandeja del horno y recuperamos sus jugos y servimos al instante con una ensalada de tomate aromatizada con unos dientes de ajo picados, aceite y sal.

lunes, 12 de septiembre de 2011


EDUCACION PARA LA SALUD

ALERGIA E INTOLERANCIA




La alergia alimentaria es una reacción adversa a un alimento, que afecta al sistema inmunitario y causa una reacción anormal minutos o pocas horas después de la ingestión de la sustancia alérgena que contiene el alimento.
En determinados individuos sensibles, los síntomas en ocasiones son muy graves.
La intolerancia, en cambio, es una reacción adversa a un alimento en el que, a diferencia de la alergia, el sistema inmunológico no se involucra y no se pone en riesgo la vida de la persona, pero sí puede afectar a su salud de forma crónica.
La Federación Española de Hostelería (FEHR), en colaboración con la Federación Española de Asociaciones de Celíacos de España (FACE) y la Asociación Española de Alérgicos a Alimentos y Látex (AEPNAA), ha editado material didáctico sobre las alergias e intolerancias alimentarias. Su objetivo es instruir a los integrantes de empresas relacionadas con el mundo de la restauración, (restaurantes, colegios, comedores de empresa) para ofrecer un servicio acorde a las necesidades de las personas con algún tipo de alergia o intolerancia, un grupo cada vez más numeroso que precisa de mecanismos que garanticen la seguridad de los alimentos que consume.






Etiquetado más seguro para alérgenos


Una información clara sobre el uso de sustancias alergénicas en alimentos es clave para evitar reacciones adversas

Las personas con alergia están protegidas por ley con una directiva que incluye un listado con los 14 alérgenos alimentarios que desencadenan la mayor parte de las reacciones. Según las condiciones de la normativa, es obligatorio indicar en la etiqueta de los alimentos los grupos responsables de la mayoría de las alergias en la población. Por motivos de seguridad en su consumo, estos alérgenos deben declararse de manera obligada en la etiqueta o identificación del producto.

Los 14 alérgenos que deben citarse de forma obligatoria en las etiquetas cada vez que se usen en la fabricación de un producto se clasifican en alimentos de origen vegetal y de origen animal.
Los primeros incluyen cereales con gluten, como trigo, centeno, cebada, avena, espelta (variedad de trigo de grano más tostado), kamut (una variedad de trigo que, para algunos, es la más antigua y de la cual procede el resto) o sus variedades híbridas y sus productos derivados.
Hay algunas excepciones, muy utilizadas en la industria, como jarabes de glucosa a base de trigo, incluida la dextrosa, maltodextrinas de trigo y jarabes de glucosa obtenidos de la cebada por la "rotura" (hidrólisis enzimática) de alimentos ricos en almidón.
También son una excepción al etiquetado obligatorio los cereales utilizados para elaborar destilados o alcohol etílico de origen agrícola para bebidas alcohólicas, pese a que en ocasiones la harina de estos cereales desencadena el denominado asma del panadero, una reacción alérgica provocada por su inhalación.


Los cereales, amplia presencia

Además de los clásicos alimentos derivados de los cereales -pasta, galletas, pan o bollería-, algunos como el trigo se emplean en gran cantidad y variedad de alimentos, de ahí que las personas celíacas (intolerantes permanentes al gluten), entre otras, tengan que extremar las precauciones cuando consumen alimentos, ya que deben evitar esta proteína. Con el fin de conocer las cantidades de gluten que contienen los productos alimenticios destinados a los celíacos, el Reglamento (CE) Nº 41/2009, de enero de 2009, estableció que en los productos alimenticios elaborados para personas con intolerancia al gluten puede destacarse el término "exento de gluten" si el contenido no sobrepasa 20 mg/kg en total y el término "muy bajo en gluten", si no supera 100 mg/kg en total, medidos ambos en los alimentos tal y como se venden al consumidor final.

Este Reglamento empezará a aplicarse a partir del 1 de enero de 2012. Por su parte, la Federación Española de Asociaciones de Celíacos de España (FACE) elabora y actualiza productos alimentarios libres de gluten y ha creado un distintivo o Marca de Garantía "Controlado por FACE" para calificar los productos que contienen gluten y, por tanto, pueden consumir los celíacos.


Otros alérgenos de origen vegetal

Frutos secos, soja, verduras y hortalizas o mostaza son algunos de los alimentos de origen vegetal que forman parte de la lista de los 14 principales alérgenos
Los cacahuetes y productos derivados son los responsables, en ocasiones, del denominado "shock anafiláctico", una severa reacción a la sustancia desencadenante, que provoca una resistencia aguda y multiorgánica relacionada con la inflamación de los tejidos y la alteración cardiovascular y respiratoria. Una pequeña cantidad de sustancia puede desencadenar el shock y poner en peligro la vida de las personas, por lo que en éste u otros casos se advierte en los alimentos de la posible presencia de trazas (vestigios) del producto, cuando hay posibilidad de que el alimento no esté totalmente libre de la sustancia alergénica.

La soja y productos derivados, excepto aceite y grasa de semilla de soja refinados, tocoferoles naturales mezclados (E306), fitosteroles y esteres derivados también deben citarse en las etiquetas cuando el producto los contenga. Los alérgicos a esta leguminosa, muy rica en proteínas, pueden serlo a la vez a otras como cacahuetes o guisantes. En el grupo de las leguminosas figuran los altramuces, otro gran grupo de alimento alergénico, aunque no se consumen mucho en España.

De obligada mención son los frutos de cáscara como almendras (que causan el mayor número de reacciones alérgicas), avellanas, nueces, anacardos, pacanas, castañas de Pará, pistachos, macadamias o nueces de Australia y productos derivados, salvo las nueces utilizadas para hacer destilados o alcohol etílico de origen agrícola para bebidas alcohólicas.

Las verduras y hortalizas son, junto con las frutas, otro de los grupos alergénicos de alimentos en países mediterráneos. Entre ellas destaca, por su incidencia, el apio, una planta umbelífera con capacidad para causar reacciones anafilácticas. Otro alimento que causa alergia es la mostaza, una semilla de plantas crucíferas que se usa como condimento alimentario y que puede favorecer reacciones alérgicas violentas. Por último, también son de obligado etiquetado los granos de sésamo, una planta oleaginosa (rica en aceites) usada como condimento y con fines decorativos.


Alérgenos de origen animal

Los crustáceos son un grupo de especies animales con un cuerpo recubierto por un caparazón duro, que los protege y que tiene la cualidad de modificarse a medida que el animal crece y se desarrolla. Se clasifican en dos grandes grupos: los de cuerpo alargado -como el bogavante, langosta o langostino- y los de cuerpo corto -como centollo, buey o nécora-. Junto con los moluscos, constituyen un grupo muy alergénico de alimentos. Las personas muy sensibles pueden incluso desarrollar los síntomas alérgicos al inhalar los vapores de su cocción.

El huevo de gallina tiene al menos cinco componentes principales que pueden causar alergia, la mayoría en la clara, y es un alérgeno oculto en múltiples alimentos elaborados. Puesto que en el desarrollo y elaboración de algunas vacunas se utiliza el huevo, éstas pueden causar reacciones alérgicas a ciertos pacientes.

El pescado y derivados, salvo la gelatina de pescado utilizada como soporte de vitaminas o la usada como clarificante en la cerveza y el vino, también deben formar parte de los ingredientes de las etiquetas. La alergia a pescados es muy frecuente tanto en niños como en adultos. Resulta más habitual con pescados blancos, sobre todo bacalao, gallo, lenguado y merluza. Entre los azules, destacan la sardina, el boquerón y el atún. Las personas alérgicas al pescado sufren a menudo síntomas al inhalar humos durante su fritura o cocción. Los pescados, así como los moluscos cefalópodos, pueden estar parasitados por el nematodo anisakis, cuyas proteínas pueden desencadenar reacciones alérgicas, incluso desactivados.

La leche y sus derivados (incluida la lactosa) se citan en la etiqueta, salvo el lactosuero utilizado para hacer destilados o alcohol etílico de origen agrícola para bebidas alcohólicas y el lactitol, un edulcorante artificial. La alergia a las proteínas de leche de vaca, conocida como APLV, se desarrolla en general en la primera infancia, al sustituir o complementar la lactancia materna con leches comerciales de fórmulas adaptadas, basadas en proteínas de leche de vaca. En general, la APLV es transitoria y la tolerancia se desarrolla con la edad. No hay que confundir la APLV con la intolerancia a la lactosa, un trastorno distinto de la infancia, caracterizado sobre todo por diarrea crónica.

Los moluscos y productos derivados constituyen, junto con los crustáceos, un importante grupo responsable de alergias alimentarias (se calcula que en España un 8% de los casos de alergia en adultos están originados por los mariscos). Se ha estudiado la distribución de las poblaciones alérgicas a este alimento y se ha comprobado que la mayor prevalencia se registra entre quienes consumen marisco de forma habitual en la dieta, es decir, sobre todo en poblaciones costeras. Resulta curioso que los alimentos más alergénicos para los diferentes grupos poblaciones son los más frecuentes en la dieta y con los cuales se ha tenido mayor contacto.

El dióxido de azufre y sulfitos son sustancias químicas que deben figurar en la etiqueta del producto en concentraciones superiores a 10 mg/kg o 10 mg/litro, expresado como SO2. Su uso en alimentos y bebidas está justificado como aditivo conservante por su efecto antimicrobiano y antioxidante. En el caso del vino, debe advertirse de forma obligatoria.


miércoles, 7 de septiembre de 2011


HEMORROIDES

 


Quizá se trata de un tema difícil de hablar, principalmente por convencionalismos sociales. Todos sabemos que al fin y al cabo “se sufre en silencio”.

Y ese es precisamente el problema. Por vergüenza o por pudor, raramente se acude aún profesional para consultar acerca de las hemorroides hasta que éstas son muy molestas, voluminosas, sangrantes, etc. Y lo más común es que mientras tanto nos dediquemos a aplicar paliativos, pomadas o baños, que en el mejor de los casos evitarán una rápida evolución del problema, y en otros casos evitarán tomar las medidas verdaderamente necesarias para que no vaya a más.


Dilataciones

Las hemorroides no son otra cosa que dilataciones venosas. Dependiendo de si las venas se encuentran en el interior o en el exterior del ano, serán llamadas hemorroides internas o hemorroides externas.


Muchas personas las han tenido alguna vez a lo largo de su vida.

Durante el embarazo pueden producirse dichas dilataciones debido a la congestión de toda la zona, si bien habitualmente no van más allá y regresan a su estado normal poco tiempo después del alumbramiento.

1.   Hay otros factores que influyen en la aparición de esos engrosamientos. Una postura sentada durante mucho tiempo, provoca cuna congestión a nivel pélvico, lo cual puede derivar en que las venas de toda esa zona se engrosen, pierdan su capa elástica y se cronifiquen.
2.   Un estreñimiento alargado en el tiempo también puede provocar la rotura de esa capa elástica debido al esfuerzo necesario para defecar. Otros factores como estar mucho tiempo de pie o cargar mucho peso, también predisponen a su aparición.
3.   También se sabe que existe una predisposición genética, sin embargo debemos tener en cuenta que una predisposición nos avisa de una facilidad para padecer un problema o una enfermedad, pero no nos asegura que lo vayamos a tener. En ese caso lo que deberemos hacer es aumentar las precauciones y la atención ante los síntomas que nos indiquen que se está presentando.


Se notan

Evidentemente, los síntomas de las hemorroides los conocemos todos. Es un problema del que a pesar de no reconocerse, se habla mucho.

Uno de los síntomas más conocidos es la hemorragia. La vena se rompe y se produce un sangrado. Normalmente no es muy abundante y notaremos su presencia debido a las manchas de sangre en el papel higiénico.

Si se trata de hemorroides internas, no suele aparecer dolor aunque exista sangrado, pero en las externas suelen presentarse ambos síntomas. Si las hemorroides descienden y llegan a salir, con la consiguiente dificultad para regresar a su posición natural, nos encontramos con un prolapso de las venas, unos abultamientos característicos que puede acompañarse de incomodidad, dolor y picor.


Acciones

Debemos tener en cuenta que cuando surge este problema, estamos ante una debilidad del tejido conjuntivo) que nos está llevando a una degeneración de la mucosa ano-rectal. Para ello, debemos enfocar el tratamiento del terreno y nos encontramos dos minerales fundamentales: Silicio y Flúor.

La fitoterapia nos surte de dichos minerales que son especiales para el momento agudo.
En el caso de ser crónico es necesario un tratamiento constitucional. Así por ejemplo: El extracto de Bambú tiene gran cantidad de silicio en forma orgánica. Se puede combinar con la Cola de Caballo teniendo precaución en este caso debido a que puede causar irritación de las mucosas digestivas.
Por su parte, el flúor lo administraremos en forma de oligoelemento. Ambos minerales pueden también ser administrados en forma de Biosales o Sales de Schüssler: Silicea D6


Estas son las principales dolencias que trata Silecea:

1.   Envejecimiento de la piel
2.   Arrugas
3.   Granos
4.   Problemas de uñas
5.   Picores en la piel

La Silicea o dióxido de silicio es el compuesto bioquímico por excelencia, que estabiliza la piel, el cabello, las uñas, pies y manos y tejido conjuntivo. Contribuye en su elasticidad y firmeza.

Esta sal favorece el aprovechamiento del calcio en los huesos, ayuda a prevenir la osteoporosis.


Es adecuada para:

Evitar o paliar el envejecimiento de la piel, evitar la formación de arrugas, los granos y callos, problemas de uñas (roturas, manchas o grosor) y los picores en la piel.

Se utiliza como complemento de la sal ante la supuración de huesos, mala curación de la piel, pústulas hinchadas, costras amarillas que supuran, la inflamación y supuración de las glándulas sebáceas, la paroniquia, los furúnculos, la inflamación purulenta de los pezones, síntomas crónicos de gota y la alopecia.

Puede combinarse o acompañarse con plantas como el Rusco (Ruscus Aculeatus) -al tratarse de un diurético hay que tener precaución en casos de hipertensión, insuficiencia renal o cardiopatías y puede provocar intolerancia gástrica- y Bolsa de Pastor (Capsella Bursa Pastoris) –contraindicada en hipertensión arterial, tratamiento con antidepresivos IMAO e hipotiroidismo-. También se puede evaluar la ingesta de vitamina C.

En homeopatía podemos usar Hamammelis Virginana (especial para hemorroides, varices y cogestión sanguínea), Acidum Muriaticum (si son de color violáceo, sangrantes, ardientes y dolorosas), Aloe Socotrino (para personas sedentarias y hemorroides que surgen durante las diarreas), Aloe Vera (hemorroides dilatadas como racimos de pequeñas uvas que no permiten cerrar correctamente el esfínter anal y que no toleran el contacto y mejoran con el frío), Collisonia Canadensis (estreñimiento, especialmente en el embarazo, hemorroides dolorosas, picantes y sangrantes y asociadas a trastornos ginecológicos), o Nux Vomica (personas con hipo, acidez, náuseas, con congestión hepática y problemas digestivos con la particularidad de que al defecar tiene la sensación de que no ha salido todo lo que debía).

No es algo aislado, no es algo extraño. Es muy común, pero lo seguimos teniendo como un problema que hay que ocultar. Y sucede lo que con tantas cosas, al ocultarlo, en lugar de solucionarlo se acrecienta. Y cuando queremos ponerle remedio ya es tarde.


CASTAÑO DE INDIAS. ENEMIGO NÚMERO UNO DE LAS VARICES Y HEMORROIDES



Las varices y hemorroides afectan a casi el 50% de los adultos a partir de los 40 años.
Las venas justo debajo de la piel son las más afectadas, debido a la tremenda tensión que deben soportar cuando un individuo ha de estar de pie largas horas durante el día.
Por estar en esta posición tanto rato, la presión contra la vena puede aumentar hasta 10 veces más. Por lo tanto, las personas que por su trabajo deban mantenerse de pie largos períodos, son las que corren más riesgo de padecer estos trastornos, entre otros: piernas cansadas, edema, pies fríos, hemorroides, flebitis, tromboflebitis, fragilidad capilar, sabañones, etc.

Las mujeres se ven más afectadas que los hombres (hasta 4 veces más); los individuos obesos corren mayor riesgo; y el riesgo aumenta con la edad, debido a la pérdida de tono de los tejidos, pérdida de masa muscular y el debilitamiento de las paredes vasculares. El embarazo también puede conducir a la aparición de las varices, debido al aumento de la presión sobre las venas en las piernas.

(Las embarazadas y madres lactantes no deben tomar Castaño de Indias, pero lo pueden sustituir por la Vitamina C con Bioflavonoides y Rutina).

Castaño de Indias (Aesculus hippocastanum) es un gran venotónico (sustancia que mejora el tono venoso, aumentado el potencial de contracción de las fibras elásticas de la pared venosa). La relajación de la pared venosa contribuye en gran medida al desarrollo de las varices y, en especial, mejora la circulación venosa de retorno a las extremidades inferiores. Su principio activo más investigado es la Aescina (compuesto aislado de las semillas) que actúa como ANTI-INFLAMATORIO, VENOTÓNICO, VASOPROTECTOR ANTIEDEMA, AUMENTA LA RESISTENCIA DE LAS PAREDES CAPILARES Y REDUCE SU PERMEABILIDAD (reduciendo el número y tamaño de los pequeños poros de las paredes capilares).

Se recomienda tomar entre 50 y 100 mg de Aescina, en ayunas, durante un mínimo de 3 meses y luego seguir con un mantenimiento a largo plazo. Para conseguir 50 mg de Aescina, el principio activo, es necesario tomar entre 250 y 300 mg del extracto estandarizado.

Existen otras hierbas y nutrientes muy valiosos en el tratamiento de los trastornos circulatorios que pueden complementar perfectamente al Castaño de Indicas y potenciar sus efectos, dando resultados más rápidos y duraderos:


CIPRES. ENEMIGO NÚMERO DOS DE LAS VARICES Y HEMORROIDES


Descripción:

Es un árbol que puede llegar a medir hasta 25 metros de altura; es de proporciones esbeltas, lo que lo hace fácilmente reconocible. Presenta una copa maciza, alargada y estrecha. Las hojas son muy reducidas (apenas se pueden ver) y presentan una disposición que asemeja las escamas de los peces.
Estos árboles se encuentran distribuidos tanto por Europa como por América, siendo originarios del Oriente Próximo. Se ubican más frecuentemente en lugares de recogimiento y espiritualidad. En determinadas zonas se los relaciona con situaciones tan tenebrosas como la muerte; mientras que en otras se relacionan con la vida y la salud, ya que los bosques formados por cipreses devolvían la salud a las personas aquejadas de problemas respiratorios.


Aplicación:

Contiene gran cantidad de esencia, que a veces supone hasta el 1% de su peso: está formada por alfa-pineno, canfeno, cadineno y cedrol. Se la considera antirreumática y estimulante. También posee taninos catéquicos, que le confieren acciones astringente, venotónica, vasoconstrictora, espasmolítica y hemostática, por lo que se emplea para curar varices y hemorroides y, también, como calmante de tos espasmódica, asma, metrorragias, heridas y úlceras varicosas -aunque su utilización debe efectuarse bajo control médico, pues su alto contenido en aceite esencial puede ocasionar alteraciones varias.
En las hojas del ciprés existen flavonoides y en los brotes tiernos encontramos esencia (aunque en menor cantidad) que puede llegar al 0.2%.


Administración:

1.   Supositorios. Se pueden preparar empleando como principio activo el aceite esencial de ciprés, siendo la dosis indicada de 200 mg por cada unidad; puede administrarse un máximo de tres unidades al día, constituyendo un buen remedio para el tratamiento de hemorroides en adultos. También se pueden preparar empleando 400 mg del ciprés en su forma de extracto por cada supositorio, en cuyo caso se utiliza para aliviar varices.
2.   Extracto fluido. Se pueden tomar 40 gotas en medio vaso de agua antes de cada una de las dos principales comidas del día, consiguiendo calmar así la tos espasmódica y el asma.
3.   Aceite esencial. La presentación en cápsulas suele ser de 20 mg, pudiendo tomar dos al día antes de las comidas.
4.   Pomada de ciprés. Preparada con una concentración del 2%. Son de tipo rectal, por su acción antihemorroidal.

Floración y recolección:

Dentro del mismo árbol podemos encontrar flores masculinas y femeninas; estas últimas tienen una forma particular, redondeadas y recubiertas por escamas que se denominan gálbulos. La floración se produce en los meses de primavera, madurando los gálbulos en el otoño del siguiente año.